Black Friday: ¿por qué decimos que no?
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Este año descubrimos la auténtica verdad del Black Friday. Desde estafas en las rebajas hasta moda poco ética, hay muchas cosas que se guardan a puerta cerrada.
El Black Friday del 2021 ya está aquí. Este acontecimiento mundial se considera la temporada inaugural de las compras navideñas, con importantes rebajas que atraen al comercio de masas. Al principio, puede parecer un buen negocio; esperar al día en que los precios bajan drásticamente para hacer tus compras. Pero hay más de lo que crees.
NAE Vegan Shoes siempre ha preferido hacer una declaración contraria respecto al Viernes Negro. #NoBlackFriday representa nuestra resistencia a la cultura del consumismo y la moda rápida, ambos parte innegable de la ocasión. Al fin y al cabo, ¿necesitamos realmente el Black Friday?
Los orígenes: de la crisis al exceso
El evento se originó en Estados Unidos y se extendió rápidamente al resto del mundo. Fue en los años 2000 cuando el fenómeno se asumió como el día anual con mayor volumen de compras. El nombre también se hizo oficial durante esta época, se asoció a las rebajas extremas y se celebró un día después de Acción de Gracias.
Pero la verdadera historia detrás del término «Viernes Negro» tiene orígenes remotos, mucho más allá de principios del siglo XXI. History Channel explica que el término se utilizó por primera vez el 24 de septiembre de 1869, relacionado con una caída de la bolsa de Wall Street.
Los dos despiadados accionistas Jay Gould y Jim Fisk unieron sus fuerzas para comprar todo el oro del país que pudieran, con la esperanza de disparar el precio y venderlo para obtener beneficios asombrosos. El plan acabó fracasando y el mercado de valores entró en caída libre y llevó a la bancarrota a todo el mundo, desde los más pequeños granjeros hasta los poderosos barones de Wall Street. Curiosamente, el origen del término se asocia a una quiebra financiera, que es lo contrario de la abundancia que representa hoy el Viernes Negro.
Durante casi dos años hemos sido testigos del cierre de comercios locales en todo el mundo y de una actividad económica paralizada debido a la pandemia. Los niveles de desempleo se dispararon y el poder adquisitivo disminuyó. Como la economía ha empezado a recuperarse, podríamos suponer que el Viernes Negro es una parte esencial de esta recuperación. Sin embargo, es falaz caer en esta narrativa.
Los riesgos reales del Black Friday
Ya hay bastantes personas con deudas de tarjetas de crédito por cosas que no necesitan, simplemente porque no tienen la conciencia de comprar conscientemente. Además, la caída drástica y temporal de los precios sólo crea más discrepancias dentro de los sectores que se unen al Black Friday, lo que da lugar a una concentración desequilibrada de los beneficios.
Y sea cual sea el factor económico que presentemos, cada uno de ellos cobra especial protagonismo en el contexto de la crisis financiera que aún vivimos debido a Covid-19. Las mayores empresas minoristas que se benefician del Viernes Negro no comparten este privilegio con las pequeñas empresas locales, las que se han visto gravemente afectadas por el ciclo económico negativo de la pandemia.
El Viernes Negro, tal como lo conocemos, acaba acarreando muchos riesgos innecesarios, como concentraciones en centros comerciales (no olvidemos que seguimos viviendo en una pandemia) e incluso brotes de violencia. Existe un fuerte atractivo para que los clientes opten por el comercio electrónico durante el Viernes Negro y el Ciberlunes. Sin embargo, esta realidad conlleva muchos riesgos de ciberseguridad, como estafas y robos en línea. A todos nos encanta una buena oferta comercial, pero es sumamente importante estar bien informado y seguro antes de navegar por el comercio online.
De hecho, algunas marcas suben sus precios antes, para que, cuando llegue el Viernes Negro, puedan vender a sus precios normales haciendo que parezca una ganga. Más allá de lo que necesitamos y queremos, nos guste o no, somos mucho más susceptibles al marketing de lo que pensamos.
¿Por qué decimos #NOBLACKFRIDAY?
El ímpetu consumista del Viernes Negro apela a la compra superflua e impulsiva de artículos que a menudo son innecesarios. El concepto es totalmente contrario a lo que nos enseñan el comercio sostenible y la moda circular. El Viernes Negro personifica el modelo empresarial de producción, consumo y eliminación rápidos. Igual que la moda rápida, basada en la idea de tendencias estacionales y volátiles.
Las marcas de moda rápida producen ropa para que pase de moda, pierda forma o se deshaga rápidamente. Cuanto más barato es algo, más barato ha sido fabricarlo. Ninguna cosa material en la vida es gratis. La narrativa de la moda rápida nos dice que seguir las tendencias es la única forma de seguir estando a la moda, lo que lleva al consumidor a comprar ropa nueva con frecuencia. Estas empresas sólo se enriquecen manteniendo este retorcido ciclo. El Viernes Negro acaba propugnando esta mentalidad consumista, al provocar un aumento drástico de la demanda tras una bajada general de los precios. Y si aumenta la demanda de los consumidores, también tendrá que aumentar la oferta.
Crear una oferta elevada conduce a la producción en masa, que acentúa muchos otros problemas en el camino: es más probable que se violen las condiciones éticas de trabajo; hay un aumento de residuos en los vertederos que contaminan el aire que respiramos; se intensifica la explotación animal para cumplir los plazos de producción.
No ceder al consumismo compulsivo y adherirse a campañas más sostenibles o solidarias es el primer paso. Comprar sólo lo que necesitamos es una de las innumerables formas de aplicar el minimalismo en nuestras vidas.
Así que, si realmente necesitas comprar algo y esperas encontrar una buena oferta en el Black Friday, tenemos algunos consejos para ayudarte a navegar por este acontecimiento.
¿Cómo comprar conscientemente durante este Black Friday?
No te sientas abrumado por la «presión para comprar» del Viernes Negro. Aquí tienes algunas preguntas que puedes hacerte antes de decidir si haces una compra:
- ¿Es necesario? ¿Lo quiero o lo necesito?
- Es útil:¿puedo pensar en innumerables ocasiones en las que me lo pondré? (Calcula el coste por uso)
- ¿Es sencillo? ¿Es lo bastante versátil como para sobrevivir más de unas pocas temporadas en el mundo de la moda?
Son preguntas racionales que requieren respuestas racionales. Sin embargo, mucha gente utiliza las compras como un mecanismo emocional de supervivencia y una forma de terapia. Para obtener respuestas verdaderamente perspicaces tienes que mirar más profundamente en tu interior. Pregúntate a ti mismo:
- ¿Cómo me siento hoy?
- ¿Ha ocurrido algo emocionante recientemente?
- ¿Me siento vulnerable?
- ¿Me siento fortalecido?
- ¿Siento vergüenza?
- ¿Hoy estoy muy enamorado de mí mismo?
- ¿Me siento magnífico?
Al comprender de dónde procede nuestro comportamiento, podemos entender mejor si compramos por un deseo y una necesidad reales, o si sólo intentamos llenar un vacío en nuestro interior que nunca se satisfará con cosas materiales.
Dicho esto, ¿empezamos a comprar de forma consciente y segura?
Que tengas un buen día,
El Equipo Nae